Cerró los ojos con fuerza. Una vez que se rindió los volvió a abrir. Aquello era caótico. Y las finas gotas de lluvia que chocaban contra su ventana, no ayudaban en nada. El día se había nublado, así como su humor. Y era extraño, porque no dejaba por demasiado tiempo las sonrisas, se sentía extraña cuando lo hacia, pero aquel día, bah, aquel día solo había lanzado bufidos y con las personas que había hablado en el transcurso de la mañana, solo las había herido. Era... desesperante. Sentía ganas de irles a pedir perdón pero no sabía exactamente que era lo que había hecho mal para remediarlo. Se dio una vuelta en la cama, quedando boca abajo. Que aquel día no iba a terminar tan rápido como ella deseaba. Necesitaba que acabara y que acabara pronto. Necesitaba salir y desesperarse, necesitaba ir a los Terrenos, necesitaba ir a Hogsmeade, necesitaba a sus padres, necesitaba a Dereck. Necesitaba demasiadas cosas.
Se levanto de la cama y se vistió en silencio. Los ruidos de su ropa al rozar su piel pálida eran ahogados únicamente por el sonido de las gotas chocando contra el inmenso Castillo. Se observo al espejo antes de intentar baja a su Sala Común. Se arreglo en rubio cabello antes de girar sobre sus talones y bajar las escaleras que la separaban del centro de la Sala. Se había puesto su uniforme, tal cual los otros días, prolijamente arreglado, su falda a una altura promedio y su blusa con el primer botón desabrochado, y por supuesto, su corbata de Ravenclaw estaba algo más aflojada que de costumbre. Que aquel día se sentía ahogada por su nublado humor y no estaba de ánimos para arreglarse más allá de eso. Observo la Sala Común con cierta insatisfacción, pero nada. No había ni rastros del rubio en aquel lugar. Cruzo la Sala Común con pasos ágiles, pero tranquilos a la vez.
El aire tibio de los pasillos logro despejar más de algunas de sus ideas. Suspiro levemente y continúo caminando. Bien, que ella no estaba acostumbrada a eso, estaba caminando sin tener un plan de por medio y no sabia si aquello era lo mas correcto con el animo que andaba trayendo consigo aquel día. –Es lo mejor, quizás así pueda cambiar la suerte de mi día-se dijo a si misma con voz queda mientras continuaba caminando. Saludo a algunos cuadros, mas lo hizo con una simple inclinación de su cabeza y luego volvió a proseguir su camino, con la vista en frente. Bajo y bajo escaleras, hasta que sus pasos llegaron al Segundo Piso. Casi nunca iba allí, aunque era principalmente porque, además de algunas aulas en desuso, no había nada más interesante que observar en aquél piso. Antes de volver a bajar por las escaleras y dirigirse al Gran Comedor a ver si allí tenía mejor suerte en su búsqueda, un chillido ahogado llego hasta sus oídos. Supo enseguida de quien se trataba.
No tenía porque ir, pero en fin, de seguro ella estaría igual de sola que ella aquel día. A ver si ella le ayudaba incluso a buscar a Dereck. No perdía nada con intentarlo. Camino con pasos lentos hasta la entrada del antiguo baño de niñas y entro con cierto sigilo. Se detuvo al dar tres pasos, no, que Myrtle no estaba tan sola como ella pensaba. Observo la figura que poco a poco empezó a ser reconocible para ella; Keith Ross. Una serpiente, un enigma, un muchachito para ella. Mordió con ligereza su labio inferior y se acerco algunos pasos hasta donde se encontraba el muchacho, pero aun manteniendo una distancia de por lo menos dos metros entre el Slytherin y ella. -¿Qué tal Ross?-dijo con voz suave mientras intentaba ser lo mas amable posible, que ya había hecho enojar a mucha gente aquel día y lo que menos quería era ganarse, ahora, el rencor de una serpiente como aquella. -Lamento haber interrumpido tu lectura, ¿Qué leías?-consulto la muchacha sin poder dejar a un lado aquella personalidad resuelta, que muchas veces hablaba sin pensar y, por sobretodo, se guiaba por la curiosidad.