Primera clase

Primera clase de cuidado de Criaturas Mágicas.
(Libre para alumnos de 6to año)


Cuando llegó a la portezuela que separaba los jardines de la entrada de Hogwarts, se encontró con algunos alumnos que ya la esperaban. Vera se acercó hasta donde ellos con paso acelerado, y les hizo una seña con la cabeza para que la siguieran. Estaba un poco retrasada en el inicio de su clase por causa del catedrático de astrología que se empeñó a mostrarle un nuevo mapa donde aparecían más estrellas y que le diera su opinión. Ella no entendió de donde sacó el sujeto que ella era una experta en esos temas, pura perdida de tiempo.

-Síganme, por aquí -les llamó sobre su hombro, varios alumnos más ya se habían añadido a los que estaban.
Su túnica ondeó por lo rápido de sus pasos, llevaba el cabello firmemente atado en una coleta para que no estorbara en la labor y sus manos iban cubiertas por un par de guantes. Cuando llegaron al terreno designado para impartir la clase, se giró de prisa a los alumnos. Un nuevo ciclo escolar había dado inició y era increíble como es que ella se sentía nerviosa, como si fuera la primera vez que hacía ese trabajo, todos los años iba a ser así y jamás se acostumbraría a esa sensación. Esperó a que se reunieran todos junto a ella para poder empezar la clase, tenía en la memoria qué animales ya se habían visto los años anteriores, la gran mayoría con clasificación X y XX por parte del Ministerio de Magia y en ese curso quería ampliar conocimientos con otro tipo de animales.

Miró el cielo un segundo, era un día soleado, de esos perfectos para andar en los jardines. Vera dio unos pasos a su derecha. Sobre el tronco de un árbol había una jaula, y dentro de esta un pájaro amarillo. No era una ave que uno pensaría para tener dentro de su casa, pues su rostro no era muy agraciado y además esta muy silencioso. Vera lo sostuvo en la mano y lo mostró a la clase levantándolo para que le pudieran ver bien.

-¿Alguien sabe que animal es este? -Preguntó a la clase. Un chico levantó la mano y contestó que era un fwooper. -Diez puntos para tu casa -le dijo al joven, debía empezar a aprender los nombres de los chicos a los que vería durante el siguiente año.

Vera acomodó mejor al animal en su mano antes de empezar a hablar.

-Este es un pájaro africano que exhibe su plumaje en colores intensos, no sólo los hay en amarillo sino también existen en anaranjado, verde lima y rosados. Este animal es un proveedor de plumas de fantasía y sus huevos pueden llamar la atención por los dibujos en la cáscara. El fwooper es un animal clasificado como XXX por el Ministerio de magia, se necesita una licencia para tenerlo ya que requieren un cuidado responsable… ¿Alguno sabe porqué? ¿Y a qué se debe que no le escuchen cantar? -Inquirió de nuevo.

Paseó la vista por sus alumnos y decidió darles un poco de ayuda.

-¿Han escuchado de algo de Uric el “Excentrico”? El hombre que se presentó únicamente vestido con un peluquín que en realidad era un tejón muerto, y estaba abogando por este animal que tengo en la mano -dijo. Paseó la vista por alumnado esperando que alguno hubiera oído la historia, o en dado caso que se imaginaran algo. Si para ser dueño de un fwooper se necesitaba una licencia especial, es porque no era tan inofensivo. -¿Alguna idea? -Inquirió mirándoles.

Maldije a quien había bloqueado los canales de aparición en Hogwarts. Era estúpido hacer que los alumnos de 17 años tomaran un bendito curso para saber aparecerse y no dejarles aprovechar las bondades que podría traer si lo utilizaran para llegar a tiempo a sus clases. ¡Y ahora me pongo a pensar en esto por que llego tarde! Y era por la necesidad patológica de llevar más materias de lo permitido para la salud mental del alumno que se me había hecho tarde, pues entregué los deberes de Aritmancia y pasé un momento haciendo la vida de Stuart Kennett un pequeño purgatorio en tierra. Después de hacer que la túnica del tonto se secara y darle un puñetazo cuando me di cuenta que quería atacarme por la espalda, me fijé en mi reloj.
El pequeño detalle de que la clase había comenzado hacía diez minutos no me sorprendió.

Al contrario, en ese momento corrí. Y ahora mismo corría colina abajo, pisando escalones de piedra improvisados. No me torceré un pie y rodaré colina abajo. No, no lo haré. ¡Maldita sea! Volteé el morral negro de piel que traía cruzado desde el hombro hacia atrás, aceleré la carrera en picada hacia los árboles mullidos del bosque. Pasé de largo la portezuela que marcaba el final del colegio pero me detuve cuando pronto unas cabezas amontonadas. A diferencia al usual alboroto entre los alumnos -Que en este caso eran de las cuatro casas, pues pocos en Sexto curso tomaban Cuidado de Criaturas Mágicas- se miraban entre ellos, lo que interpreté como que querían parecer lo suficientemente ignorantes. Me escabullí entre algunos de mi misma casa y peiné el área con la mirada buscando a cierta pelirroja. Pero si le vi en esta clase la semana pasada. No quise pensar que me estaba evitando. Guardé bajo una máscara de indiferencia lo que sea que se hubiera visto en mi cara al formular ese pensamiento, y aparentando continué escaneando el sitio hasta que distinguí un ave amarilla dentro de una jaula. Se parece, aunque...¿No era de muchos colores? Dí un codazo al chico que estaba a mi lado y pregunté en voz baja si había preguntado algo. Un segundo después alcé la mano.

La profesora asintió, cediéndome la palabra.

- Se necesita una licencia por que es una criatura que requiere de mucha atención, por no decir mantenimiento. Esto se debe a que el canto del Fwooper vuelve loco a quien lo escucha, y se requiere un Encantamiento Silenciador. - Contesté sin titubear, pues me había adelantado tres capítulos de "Criaturas Fantásticas y Donde encontrarlas" el fin de semana pasado. - Pero el efecto de tal encantamiento tiene caducidad y es necesario que se refuerce cada mes.- Hice un ademán con la mano, ahora pasando a la otra pregunta - Uric "El Excentrico" trató de convencer al Wizengamot entero de lo contrario, afirmando que el canto era en realidad beneficioso para la salud de los magos...- reí entre dientes- ...aunque claro, su vestimenta no ayudó mucho en la audiencia que se le fué concedida.

Miré a la profesora esperando a que me indicara que la información era correcta. Aún me venían a la cabeza otros datos del animal, pero seré paciente.

Vera dio unos pasos de izquierda a derecha esperando que alguno de los chicos se animara a decir algo. Debía ser porque era nueva en estas clases y no se alentaban a decir siquiera algo. Un chico levantó la mano, y ella le dio permiso para que dijera la respuesta. Oyó su respuesta mientras asentía a cada una de sus palabras, estaba en lo cierto.

-Espero estén tomando nota de lo que está diciendo su compañero -dijo mirando al resto del alumnado que se habían quedado quietos oyendo al chico de Slytherin pero que no se movían para nada. Después de llamarles la atención, los vio sacar plumas, acomodarse sobre los troncos ahí dispuestos para ese efecto, y rasguear rápidamente la pluma. El joven siguió hablando, contando la anécdota de Uric y riendo con ella. Era un suceso muy hilarante, como tantos otros del mundo de la magia. -Muy bien explicado, diez puntos para tu casa -le concedió por su respuesta, también le sonrió.

Llevó al pájaro en sus manos hasta unos de los chicos con la intención de que le vieran más de cerca. Vera se puso cerca de la casa de las serpientes. Le pasó un guante a una de las chicas para que no le lastimara en la piel, y le colocó el animal en las manos.

-No te hará nada, como dijo su compañero sólo su canto es dañino y éste tiene un hechizo silenciador, no te preocupes -le repitió a su alumna que no parecía muy convencida por la mueca en su rostro aunque sus manos no temblaron -pásalo a tus demás compañeros -le pidió mientras ella regresaba a un punto medio entre sus alumnos.

Puso la jaula un poco lejos de ella, fijándose de que los alumnos no terminarán lastimando al pájaro. A veces era así, en su afán de protegerse terminaban dañando algo que en verdad no les causaría ningún daño.

-Ya deben conocer el hechizo que dejara a este animal sin canto, es el silencius y se lleva acabo apuntando la varita a la garganta de la persona, y en este caso del Fwoope, para que quede mudo. Realizar un hechizo sonorus en ésta ave, sería un error fatal -dijo gravemente para que le prestaran atención en esos detalles. Vera jugó con sus manos un momento hasta dejarlas en su costado -no practicarán este hechizo en la clase, no dejaremos que el Fwoope cante -dijo. Sería una irresponsabilidad de su parte dejar que eso pasara.

Dejó que los alumnos se concentraran en sentir el plumaje del ave, y en sus colores. Entonces se acercó a sus alumnos para verlos, se aproximó un poco más al chico que había contestado correctamente a la pregunta que hizo cuando los demás se quedaron callados.

-O eres el alumno más alto de mi clase o vas en otro curso ¿Cuál de las dos debo pensar? -Le preguntó sin levantar mucho la voz, tampoco iba a hacer una escena a mitad de la clase, sólo quería saber. Creía haber visto a otros chicos deambulando en su clase, que se veían mayores, pero ésta vez decidió acercarse a uno de ellos.

No sabía cómo me había pasado, pero si, yo, Rose Weasley y prefecta de Gryffindor me había quedado dormida. ¿Cómo había ocurrido eso? Fácil, no había dormido bien desde hacía casi una semana, andaba más saltona - y por ende irritante- que de costumbre, tenía algo de ojeras y sabía que no lucía precisamente en mi esplendor. ¿La razón de todo eso? Se podía reducir a un solo nombre: Scorpius Malfoy.

En teoría, cuando un chico se te declara la vida es color de rosa, la felicidad se postra a tus pies, el mundo huele a flores y definitivamente deberías lucir más radiante... pero lo que olvidan las escritoras de novelas de amor muggles es que no todas podemos ser las heroínas felices sólo porque el chico declare su amor, hay personas con irremediable mala suerte como yo, que una declaración como aquella - por muy perfecta, mágica e inesperada que haya sido- trae irremediablemente más conflictos que soluciones.

De pronto habían muchas cosas de las que preocuparse aparte de mis labores de prefecta y de rendir bien en las asignaturas, como las miradas interrogantes de Dominique, el recelo de James, el hecho de saber que "alguien" le había vuelto a romper la nariz a McLaggen, y a increíble cantidad de población femenina de Hogwarts que incluía a Malfoy diariamente en sus conversaciones, no sabía si era que simplemente estaba prestando más atención pero parecía ridícula la manera en que toda chica se quedaba como boba cada vez que se hablaba de él en alguna conversación trivial, de pronto había descubierto que Malfoy además de tener un grupo de gente que no lo soportaba, había un gran grupo de gente- principalmente chicas- que morían por él.

¡Dios! ¿Qué no pueden vivir pensando en otra cosa?

Vale, esa pregunta podría haber ido bien antes, no cuando yo también estaba incluido en ese grupito de niñas. Definitivamente el mundo estaba enloqueciendo y yo con él. Más aún porque desde el increíble encuentro de aquella noche de viernes no había vuelto a verlo a solas, apenas lo había visto unas dos veces en todos los días siguientes, él como siempre rodeado de slytherins, y yo... con mis compañeros de casa, escasas miradas y nula conversación, lo cual me había llevado a pensar incluso que quizás todo había sido parte de mi imaginación, que aquello nunca había pasado, quizás había sido un loco sueño mío... uno demasiado loco... y... perfecto.

Corrí todo lo rápido que me dieron las piernas hasta alcanzar los lindes del bosque, no me costó divisar al grupo, apuré más los pasos hacia donde divisé una figura alta, la profesora Woodwill sin dudas era una mujer distinguida, cuando me encontraba prácticamente junto a ella sólo entonces me percaté que le hablaba a alguien que estaba a su lado, cabello rubio, tez pálida y uniforme de slytherin...

"O eres el alumno más alto de mi clase o vas en otro curso ¿Cuál de las dos debo pensar? "[i]

- Es que debería ir en 5... por poco no aprueba los TIMOs de CDCM.- respondí adelantándome.

Vale, no me había podido contener, mi instinto se activaba por si solo cuando se trataba de Scorpius Malfoy, recordé esa promesa de ser "cordiales, ¿O eso también había sido parte de mi imaginación? Evité mirarlo a él directamente y me dirigí a la profesora Woodwill articulando una sonrisa algo insegura.

- Lo siento profesora, tuve un... problema para llegar a tiempo- me excusé.

No sabía si me dejaría quedar en su asignatura con los casi 20 minutos de retraso que estaba llegando, esperaba que si, no quería perderme una clase.

Mientras los demás se pasaban el pájaro, uno de mis compañeros asustó a una Hufflepuff de hacer un encerrarla en una burbuja a ella y al pájaro y hacer un "Sonorus" en el animal para que hiciera que le saliera materia blanca de los oídos. Reí discretamente y asentí con aprobación al chico que causó un trauma -seguramente de por vida- a la insignificante chica, que ahora veía con los ojos muy abiertos al Fwooper. La profesora era bastante condescendiente dando la oportunidad a los estudiantes de conocer de cerca al animal que estudiábamos en cada clase, y aunque era nueva, puedo afirmar que le tengo cierto respeto. No dista mucho de los demás profesores. A excepción de Binns, por que ese fantasma era más aburrido que nada.
Todos estaban en lo suyo. Obviaba la cercanía con los de mi casa, pero me sentía menos animado a ir y examinar al animal. Mi abuelo Lucius tenía uno de esos en los jardines de la mansión...de cualquier forma, no estaba pensando en el pajarraco y solo su sus plumas de rojo tornasol llamaban mi atención.

La profesora Woodwill se acercó, formulando una pregunta que no supe si tomar como curiosidad o alago. Los gajes de estudiar en fines de semana. Mi boca se abrió, pero no pude contestar por la intervención tan agradable de aquella pelirroja. Y aqui viene la exasperación. Un montón de veneno comenzó a acumularse en mi lengua, pero los flashes del pasado viernes vinieron a mi mente y solo pude morderla fuerte. Si hubiese sido algo no psicológico, probablemente hubiera tenido que ir a la enfermería para que me hagan crecer otra. Su disculpa llegó a mis oidos, lo cual me hizo reír casualmente. Observé su rostro, sus labios que parecían llamarme y sus ojos...algo hinchados.

- Rose tiene un sentido del humor admirable cuando se queda dormida, Profesora - Respondí cortés tanto a la pregunta de la profesora como a las palabras cruzadas de Rose - Aunque me sorprende por que es muy responsable. Lo sé por que estamos juntos...ambos somos de 6°.

¡Touché! No pude evitar voltear a verla, sonriendo anchamente. ¿Qué? ¿Ahora vuelvo a ser "Malfoy"? No lo creo, Rose. Cuando comienzo algo, no es costumbre dejarlo a medias...y en eso mi palabra está incluida. Aunque sabía que había tocado un punto sensible con el comentario, tengo que aceptar que fuí bastante inteligente en elegir mis palabras.

La profesora giró el rostro a la voz de la chica que, a juzgar por su respiración, acababa de llegar. Bromeó sobre el grado del chico y que casi no aprobó los TIMOS de su clase, le parecía una frase poco cierta, hasta hacía unos segundos contestó bien a sus preguntas. Cuando el Slytherin hizo una replica al comentario de su compañera entendió que pasaba ahí, redecilla de casas, lo más típico de la vida y que siempre se veía por los pasillos y clases.

-Entonces sí eres un alumno alto -se respondió a sí misma ya que ambos alumnos estaban más ocupados diciendo frases en falso tono cordial, y mientras así fueran, ella no se iba a meter. La chica intervino de nuevo para pedirle una disculpa por haber llegado tarde y Vera calculó que aquello fue más que un simple retraso. -La excusaré por este día, pero no me gustan los impuntuales, pida las notas de lo que ya se escribió, procure que no vuelve a pasar -le pidió amablemente pero con la voz firme.

Se alejó de ellos dos para volver con los demás alumnos. Llamó con un silbido delgado y prolongado al pájaro que después de escucharla, remontó el vuelo y se fue hasta su mano donde se posó. Vera le acarició el pelaje unos instantes y después le llevó hasta la jaula donde lo volvió a colocar, cerró la jaula bien y se aseguró que el fwooper tuviera que comer.

-Esta criatura también es estudiada en las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras debido a su canto pero no es un ave difícil de maniobrar, cualquier mago que se considere calificado debe poder maniobrarla. Y mencionando esto, les dejaré su primera tarea. Quiero una respuesta imaginativa, no más de un pergamino por respuesta. ¿Qué hechizo utilizarían para defenderse de un fwooper sino saben hacer el hechizo silenciador? Y más importante, sin asesinar al ave -Preguntó, era una cuestión que no debía llevarlas demasiado tiempo ni pergamino, eso si comprendían bien a los animales y a la magia, tampoco quería que le dijeran un: Mataría al ave. Eso no servía.

Con un movimiento de su varita hizo aparecer la lista de alumnos de 6to año, buscó el nombre de la joven que llegó tarde, y con el vino su apellido. La facilidad que daba darles clases a los alumnos desde primer año es que se aprendía los nombres más rápido. Memorizar caras y asociarlas con el rostro le iba a tomar un tiempo.

-Señorita Weasley -la llamó para que prestara atención a la pregunta que le hizo -¿Sabe qué uso común se le da a las plumas del Fwoope? -Preguntó, había dejado esa pregunta reservada para el final, pero ya que la chica llegó tarde y seguramente querría congraciarse con ella por eso, pues era la indicada para contestarla. Le sonrió para estimularla a que la contestara, su compañero dijo que era una alumna aplicada, esperaba que no fuera pura adulación del joven y que hubiera algo de verdad en ello. Mientras esperaba que dijera algo, buscó algo más para mostrarle a sus alumnos, pero está vez no iba dejar que los tocaran, y se trataban de los huevos del ave, que tenían varios dibujos grabados y eran llamativos.

-Hagan un dibujo del ave y añádanla a sus apuntes -pidió a sus alumnos.

Era obvio, Scorpius jamás dejaría pasar una provocación mía, era obvio que diría algo, claro que no estaba preparada para sus palabras... no pude evitar mirarlo alzando las cejas de la pura impresión, cuando añadió el "ambos somos de 6º", estaba claro que había sido la única que había captado la doble intención de sus palabras, nos miramos, me pareció que no cruzábamos miradas desde hacía siglos, dejé de mirarlo cuando la profesora permitió quedarme en su clase, la señorita Woodwill se alejó dejándonos a Scorpius y a mi solos, inesperadamente me sentí nerviosa, era la primera vez que nos encontrábamos sin tener a un séquito de gente a nuestro alrededor, nuestros compañeros no contaban, todos estaban demasiado preocupados por el fwooper.

Lo miré de reojo, ¿Qué se suponía que tenía que decir? "Hola, tanto tiempo, te he extrañado" o "hola ¿Qué tal has estado?" o quizás un "hola, Scorpius"...

Me mordí el labio y aproveché de ganar tiempo mientras sacaba pluma y pergamino de mi mochila, podía sentir su mirada clavada en mi nuca, lo qe no fue de mucha utilidad para mantener mi cerebro a raya, aún así traté de mantener la compostura, me volteé finalmente hacia él y le sonreí, mezcladas soberbia, orgullo y real felicidad por verlo finalmente sin tener que fingir que nada pasaba, su mirada me lo confirmaba, lo del viernes pasado no había sido un simple juego de mi imaginación.

Observé sus ojos grises, en ese instante, a la luz del día el gris plata parecía relucir más aún.

- Te he extrañado en las rondas...

Vale, eso no era lo que tenía que decir, es más, esa era la última frase que mi orgullo me hubiese permitido decir. ¿Que pasó con el "hola Scorpius"? ¡Dios! Algo debía hacer para dejar de comportarme como una idiota frente a él ¿Cómo se suponía que seguiría interesado en mi si yo de pronto me transformaba en una troll?

Espera. ¿Interesado en mi?

Mi mente contra atacaba con preguntas como esa todo el tiempo durante los últimos días, a pesar que ya lo tenía asumido, una parte de mi seguía algo extrañada de todo, y cuestionamientos como esos- cuyas respuestas eran ya obvias- se me estaban haciendo comunes.

Cerré los ojos y respiré tres veces, los volví a abrir, de pronto la clase se había movido y nosotros continuábamos algo alejados, le sonreí y me adelanté un poco para prestar atención. La profesora continuaba hablando del ave, estaba anotando la pregunta que acababa de formular sobre como defenderse de un fwooper cuando una pregunta hecha directamente a mi me hizo alzar la vista, al tiempo que toda la clase se volteaba a esperar mi respuesta.

Fwoopers... había leído de aquellas aves durante las vacaciones... sus plumas servían para las plumas de fantasía y...

- Las plumas las usan como plumas de fantasía y para usos... decorativos- respondí no muy segura, no sabía con exactitud qué es lo que ya había dicho la profesora de dichas aves, por lo que dije los dos usos que me sabía, esperaba haber acertado, y es que además de llegar retrasada y no saber una respuesta no era sinónimo de excelencia, y eso no me agradaba.

Luego del lapsus de la pregunta saqué un nuevo pergamino para hacer el dibujo del ave, dibujaría los huevos también, y es que eran bastante particulares. Me percaté que Scorpius se encontraba parado junto a mi, lo miré por el rabillo del ojo y volví a mi dibujo, vi que Rebecca Jones nos miraba con algo de escepticismo a ambos, era de esperarse, no era normal que estuviese a menos de un metro de Scorpius Malfoy y no hubiese una batalla campal entre ambos.

- ¿Que tal ha ido tu semana?- pregunté en susurros mientras continuaba mi dibujo, en parte porque Rebecca Jones parecía demasiado preocupada por nosotros y no me interesaba tener audiencia, y por otro lado tampoco quería que la profesora Woodwill encontrase más motivos para tenerme en su lista de "alumnos irresponsables".

Estaba demasiado ocupado mirando a Rose descaradamente como para hacer algo más que asentir a lo que la profesora dijo más para ella que para los demás. Se dirigió de nuevo hacia donde estaban dispersos los otros estudiantes dejándonos solos. Danger. Warning, Scorpius. No hagas alguna cosa demasiado impulsiva. No intentaba hacer algo así, aunque mis ojos estuvieran tan ocupados admirando -mas de lo conveniente- a Rose. Se movieron hacia sus labios cuando los mordió, y entonces mis papilas gustativas comenzaron a secarme la boca...como si el elemento refrescante que necesitara viniera única y exclusivamente de la fuente de aquellos carnosos labios.

Devolví la sonrisa aunque solo me dediqué a analizar sus facciones. Podría casi afirmar que no sabía qué hacer igual que yo...aunque, por el momento estaba demasiado absorto como para sentir la corriente de adrenalina por completo. Sí estaba consicente de que las extremidades se me habían entumido, pero la visión de su cabello rojo fuego me ponía bajo un potente hechizo confundidor.

Nuestras miradas se quedaron quietas una sobre la otra. Sus ojos azules se hacían profundos, y en el fondo podía ver los mios reflejados. ¿Por que estará asi? No es normal...usualmente, es decidida. Si quisiera decirme algo...a menos que, realmente me esté evitando. Insisitiría, si ese fuera el caso. Aunque me tomó por sorpresa que en ese justo momento mientras me planteaba lo que sucedería si lo que buscara fuera huir de mí, ella mencionara que había extrañado nuestras "rondas". Si ella supiera...

- ¿De que hablas? - pregunté inocente, evadiendo su mirada. No pasaron ni tres segundos después de eso, para que mis ojos volvieran a los suyos suavizandose - También te he extrañado...silly redhead.

No pasó mucho cuando se fué a donde la clase estaba ahora. Como siempre, tan ávida por prestar atención. Y con mi andar la seguí, la profesora acababa de hacer una pregunta y saqué un par de pergaminos además de una plumilla del número 0.6 que ya estaba cargada con tinta. Escribí en uno de los rollos, pero la aludida a lo que preguntó la profesora después me hizo parar para mirarla de reojo aún con cabizbajo, pretendiendo concentrarme en la escritura cuando solo centraba mi atención en la chica a mi lado.
Pasaron solamente un par de minutos para que llenara la mitad del pergamino con la respuesta de como callar al pajarraco sin matarlo, lo cual fué sencillo.Y ahora el dibujo. Estiré el brazo hacia el bulto que traía en un costado, pero mi mirada se fijó en la de Rose y en la dirección a donde iban sus orbes azules.

La chismosa Rebecca Jones de nuevo se metía donde nadie le llamaba, y parecía muy incrédula, juzgando a como miraba en la dirección donde estabamos Rose y yo. Debería hacer algo para que se le borre esa mirada. Y además ¿Esto es lo que quería evitar Rose? De cualquier forma está pasando...igual iba a suceder tarde o temprano. Era igual, todos se enterarían, igual la mustia de Jones haría un rumor que está pasando algo "raro" entre los eternos enemigos Rose Weasley y Scorpius Malfoy y ahí todos supondrían cosas que no estan muy alejadas de la realidad.

Estaba a punto de hacer un paso en falso...

Oh, bueno. Ya que me voy al infierno...

Ignoré su pregunta, y solo le tomé la mano izquiera con la mia derecha. Entrelazando sus dedos con los míos...le dediqué una mirada de complicidad, una sonrisa que solo podía significar algo para ella. Pude notar como en poco se iba quedando roja, y sus ojos se habían convertido en platos. Con la otra mano sostenía el pergamino, y noté como si dibujo -así como lo estaba haciendo, de pie, no quedaba bien- y para matar dos pájaros de un tiro me aclaré la garganta y lancé una pregunta en voz alta.

- No tiene inconveniente si nos sentamos para dibujar bien al Fwooper ¿Verdad, profesora? - Pregunté lo suficientemente alto como para que todos centraran sus miradas en mí. - Y si ya he terminado la pregunta que ha hecho, ¿Le entrego el pergamino al final de la clase?

Decir que la quijada de Jones estaba en el suelo era subestimar una constatación de la realidad.

Sonreí mas ampliamente, realmente complacido por darle la impresión de su vida. Que malo soy...causarle un shock a Jones. Volteé la mirada hacia Rose con una sonrisa demasiado ancha y torcida en mi rostro para encontrarme con que el shock de Jones era insignificante comparado al de la chica a la que tan ligeramente -y como si fuera ya una costumbre- le tomaba de la mano. Esta bien, si me voy al infierno...por que Rose Weasley me matará.

La sonrisa en los labios de Vera no se borró, no mientras estuviera esperando a que su alumna dijera algo acerca del ave. La profesora asintió suavemente a la respuesta que dio, si bien vaciló en ella. Eso siempre le hacía pensar en un profesor que tuvo, el de Historia de la Magia que presumía que uno podía dar una respuesta incorrecta con tanta seguridad, que la gente no sabía rebatirla y la daba por cierta… desde luego, éste no era el caso.

-Correcto señorita Weasley -le dijo de forma dulce a la joven pero no le otorgó puntos. Vera había pensado que no respondería nada por haberse incorporado apenas a la clase, menos mal que su presentimiento no fue acertado.

Acomodó los huevos de tal manera que pudieran verlos desde cualquier ángulo e instó a los chicos a que se acercaran un poco más para examinarlos de cerca y poder dibujarlos con precisión. Aunque ya de por sí, Vera no esperaba algo excelente, no deseaba convertir a sus alumnos en artistas de pintura sino en inculcarles conocimientos de criaturas y hacer más fácil su reconocimiento. Se quedó parada junto a los huevos cuando su alumno, ahora sabía su apellido, Malfoy, llamó su atención.

-Desde luego que no, pueden usar los troncos como asiento -respondió señalando aquellos que ya habían sido acondicionados como tales. Vera no sonrió, ni se movió, pero si se impresionó porque el chico ya hubiera hecho la tarea, tenía un alumno bastante comprometido con sus estudios entre sus filas –puedes dármelo, no me molestan los trabajos dados por anticipado pero sí los que no son entregados -dijo, pero ésta vez para el resto de la clase, quería que quedara muy bien en claro.

Esperó a que los chicos dibujaran y paseó cerca de algunos, para ver si estaban trabajando. Ayudó a un chico a notar bien la decoración del huevo e instándolo a que dejara de hacerlo como si fueran a envoltura de unos huevos de chocolate.

Sonreí satisfecha al saber que mi respuesta había estado correcta, al menos me aseguraba que a pesar de todo lo caótica que pudiese estar mi cabeza, continuaba respondiendo bien las preguntas de los profesores en clases, eso al menos me daba la estabilidad de pensar que no estaba con la cabeza por completo en la luna, lo cual era un alivio.

La constatación que también él me había extrañado me tenía en un súbito estado de felicidad algo nerviosa. Vale, los dos nos habíamos extrañado... ¿Que venía luego? ¿Por qué era tan jodidamente retrasada ahora que habíamos pasado la etapa de los insultos? Me era mucho más fácil cuando nos encontrábamos y discutíamos por cualquier nimiedad, pero verme de pronto junto a él sin saber que decir era realmente desconcertante, debía hacer algo al respecto, vale, le había hecho una pregunta casual, como cuando preguntas por el clima, en este caso que tal había ido su semana.

Estaba a medio terminar la primera tarea que había dado la profesora Woodwill cuando un inesperado contacto me dejó helada, miré hacia mi mano izquierda, se encontraba tomada de la mano de él, sus dedos entre los míos, abrí los ojos de la impresión mientras sentía como toda la sangre subía a mi cabeza, alcé el rostro, colosal error, Rebecca Jones nos miraba casi como si estuviese frente a una mantícora.

Su mano tomando la mía, se sentía completamente bien, su contacto cálido, protector, esparciendo electricidad desde los dedos de esa mano hacia todo el resto de mi cuerpo, pero eso no quitaba el hecho que estaba apunto de desfallecer ahí mismo por la impresión, jamás, había imaginado que Scorpius haría eso en plena clase, con 14 pares de ojos- si, comenzaba a contarlos- como posibles espectadores de aquello, claro que con el simple hecho que Rebecca Jones lo hubiese visto, era un asegurado que ya todo Hogwarts lo sabría para media tarde.

Miré a Scorpius mientras sentía que estaba en la mitad de un surrealista sueño, quizás aún continuaba dormida en la sala común y aún no iba a clases... Abrí la boca para decir algo pero no salió sonido alguno, en cambio fue él quien habló, y en voz alta, llamando la atención de la profesora, y de todo el resto de la clase.

Vale, ahora si tenía 14 pares de ojos mirando en nuestra dirección.

Scorpius dijo algo, mi cerebro no alcanzó a asimilarlo, mi cuerpo sólo estaba reaccionando al contacto de su mano con la mía. De pronto me encontraba sentada sobre un tronco, aún sosteniendo la mano de él y con el rostro igual de rojo que mi cabello, de eso estaba segura, lo miré, aún sin decir nada, demasiado impresionada, entre asombro, temor, duda, confusión, felicidad, todo mezclado... ¡Por Merlín! Ese chico pretendía matarme a emociones.

- ¿Estas... - mi voz sonó demasiado débil, me aclaré la garganta y volví a intentarlo- ¿estás conciente de lo que acabas de hacer?- pregunté mirándolo asombrada, aunque claro, yo seguía sin soltar su mano, es más, mis dedos actuaban por cuenta propia acariciando levemente los de él- Toda la escuela se enterará, James querrá tu cabeza en el estómago del calamar gigante...

Miré a mi alrededor, varios seguían mirándonos fijamente, con completo descaro, quizás esperaban que yo abofetease a "Malfoy", que le lanzara alguna maldición o algo así, claro, era lo que comúnmente hubiese hecho. Pero no en esta ocasión. Suspiré y volví mi vista hacia él, mis ojos en los suyos grises, me permití perderme unos segundos en aquella mirada.

Ya todo daba igual, la olla se había destapado- demasiado pronto quizás para mi propio gusto- pero no podía continuar haciéndome la ciega frente a algo obvio, y ya que él había dado el primer paso...

Sonreí, fue una pequeña risa, mezcladas confusión, resignación al destino y felicidad innata. Miré nuestras manos. Tragué saliva en grueso.

- Ahora que has tomado mi mano, Scorpius Malfoy, no se te ocurra alejarte porque no te dejaré- sonó a amenaza pero sabía que él entendía que quería decir yo, en parte quería decirle que estábamos juntos en esto, y que ya no había vuelta atrás, y aunque me costase echarme a mi familia encima- lo que por cierto si ocurriría- ya me daba igual... o casi igual...

Me mordí el labio y volví mi vista hacia mis trabajos inconclusos sobre el fwooper, miré a Scorpius.

- Necesito terminar esto...- dije señalando los pergaminos- como verás algunos no somos tan rápidos como tú- añadí en tono algo burlón.

Lentamente soltamos nuestras manos y yo me afané en terminar lo ordenado por la profesora Vera, mi costado izquierdo apoyado levemente contra él, sentía el aroma de su perfume inundando mis fosas nasales, aún así traté de mantener la compostura.

Esperé a que me suelte la mano que por mas que claramente -como yo- le haya gustado, por el momento tenía que terminar los deberes que la profesora Woodwill dejó a la clase. La sola insinuación de que me importara lo que Potter pensara, hiciera, amenazara me importara tanto como para sensurar lo que Rose y yo quisieramos; estaba sentado a un lado de ella, pero por la impotencia de decir algo que empañara la imagen de su primo apreté el pergamino con el ensayo formulado con la pregunta y me puse de pie, le miré serio.

- No me importa lo que la escuela piense, mucho menos lo que Potter pueda hacerme - Le dije con un volumen medianamente bajo. Suficiente para que solo ella me escuchase - Estoy consciente de todo lo que le sigue a esto...¿Pero sabes, Rose? - le pregunté volviendo a agacharme a la altura de su rostro - Mi padre me dijo alguna vez que cuando me de cuenta que he encontrado a alguien que me haga replantearme a mí mismo no pierda el tiempo pensando en nimiedades, y haga lo que tenga que hacer.

Así frente a ella mi única intención era que entendiera que no le veía el punto querer ocultar algo que de cualquier manera, se sabría. ¿Cuál sería el resultado? Ninguno más que ambos estuviéramos irritables. Pero quizá ella tuviera en mente que a escondidas estuviéramos juntos. Que no tenía ningún inconveniente con eso, pero tampoco es el caso andar escondiendonos por que no hay nada malo en que sintiéramos cosas el uno por el otro. Y cobarde no soy. Me puse de pie de nuevo y miré del lado opuesto a Rose.

- Ambos estamos en esto, Rose Weasley - Sonreí y volví a mirarla, bajando la nuca. Negué con la cabeza - Así que si me doy cuenta que en algún momento quieres retroceder, soy yo el que tomaré cartas en el asunto - Sentencié entre broma y un tono no tanto como eso pues ya sea su testarudéz, familia o algún otro factor que le nublara el pensamiento. Agité el pergamino - Iré a entregar esto...ya regreso.

Paso a paso me abrí camino entre los mirones que de momento me dejaban pasar casi con miedo, mas de lo que harían en otra situación. Rebecca Jones encabezaba la lista, y una mirada cruzada con mi cara de pocos amigos hizo que la desviara. Realmente la detesto. La profesora tenía al pájaro en el brazo cuando llegué a donde estaba, y seguramente encontraría mi respuesta muy poco ortodoxa. Apuesto que hacer que le crecieran las glándulas pituitarias dándole paperas instantáneas y que supriman sus cuerdas no es común...aunque hubiera preferido hacer que estallaran. La opción de la burbuja anti-acústica.

- Profesora, aquí tiene - Esbocé estirando el brazo para pasarle el pergamino - Y disculpe si le hago trabajar mas de lo debido, pero prefiero adelantar antes de dejar que el trabajo se convierta en una montaña.

Y no era más que la verdad, por que adelantando podía dedicarme a las otras actividades que contemplaba.

El chico de Slytherin se acercó con el pergamino, ella lo tomó con la mano libre para echarle una ojeada rápida. Se disculpó con ella por hacerle trabajar pero era para que él no se llenara con un montón de trabajos. Vera lo miró un instante antes de volver a enrollarlo y después hacerlo desaparecer mediante la varita.

-Ya comente que no me molestan los trabajos por adelantado, se lo regresaré en la próxima clase con la nota -le dijo -es bueno ser ordenado, pero no te estreses demasiado -le aconsejó antes de dejarle regresar a su lugar.

Conocía a los alumnos que amaban las buenas notas, eran las presas más fáciles de enfermedades o de nervios, aunque debía aceptar que el joven Malfoy no parecía de ese estilo, más bien parecía que las cosas se le daban fáciles por lo que, Vera supo, era de los que aguantarían un ritmo de trabajo con más presión. A los buenos estudiantes siempre debía exigírseles más, y por lo tanto en las próximas clases pedíría más del joven Malfoy.

La hora llegó a su fin. Vera guardó al pájaro y tomó la jaula con una mano.

-Nos veremos en la próxima clase, quiero sus trabajos en mi despacho dos días antes de ésta, el que no lo tenga para entonces, no se molesta en ir a verme para entregarlo -les dijo -la siguiente lección será en el aula del cuarto piso, ahí nos veremos ese día, todos temprano -y cuando dijo lo último miró directamente a Rose Weasley. -Que tengan un buen día.

Al decir lo último dio media vuelta y regresó a los terrenos.



(Off: Pueden continuar con el tema, yo es que no tengo más que decir de la clase)

De pronto el contacto entre ambos se deshizo, alcé la vista y le vi mirándome con completa seriedad, por segundos su mirada me hizo sentir extrañamente incómoda, y hasta... pequeña, lo cual me descompuso. Sus palabras acompañaron su gesto de completa seriedad, en un momento se agachó y nuestros rostros volvieron a estar a la misma altura.

"no pierda el tiempo pensando en nimiedades"

Claro, lo que yo pensaba eran nimiedades... Quizás si, me estaba portando como una completa idiota pero tampoco consideraba tan nimiedad el hecho que toda mi familia- a excepción quizás sólo de mi madre- pusiera el grito en el cielo al enterarse que yo estaba con Scorpius, y claro, yo no cambiaría el hecho de querer estar con él, pero quizás, sólo quizás estaba por primera vez dejando de ser la correcta hija mayor y prima ejemplar para el resto de mi familia, y quizás... sólo quizás me aterraba el lanzarme al vacío de aquella manera. Siempre me había mostrado muy fuerte, decidida y correcta, pero lo que olvidaba la mayoría de quienes me rodeaban- incluidos mis propios padres- es que después de todo era una chica como cualquier otra. No por estar en Gryffindor era la reencarnación de la valentía a todo extremo... no, tenía miedos e inseguridades como cualquier otro.

Scorpius añadió algo más a su discurso pero de pronto yo me encontraba demasiado perdida para prestar correcta atención, le vi alejarse donde la profesora Woodwill, me afané en terminar los deberes de la clase, cuando estaba ya finalizando la profesora estaba dando por terminada la lección, no pasó desapercibido para mi que cuando exigió puntualidad su mirada fue a posarse directamente sobre mi cabeza.

Genial, ahora además de idiota soy irresponsable.

Guardé mis pergaminos y pluma en el bolso, sin molestarme en entregar el trabajo antes de tiempo tal como lo había hecho Scorpius, y es que de pronto tenía unas inmensas ganas de irme a la torre de astronomía y lanzarme desde ahí. Si, era temperamental y extrema, tenía deseos que las cosas fuesen más simples, bueno él ya había tomado mi mano frente a todos, en menos de media hora ya toda la escuela lo sabría. ¿Qué sabría? Que Scorpius Malfoy y Rose Weasley habían pasado de las palabrotas a mitad de pasillo a tomarse de la mano en la mitad de una clase. Visualicé la escena de momentos antes, de pronto su seriedad se me hizo demasiado dura para mi. Además de toda la embrollo que tendría por parte de mis primos y hermano al enterarse, debía lidiar con que Scorpius mismo pensara que estaba portándome como una idiota, no lo había dicho, pero estaba claro que lo pensaba.

Rose Weasley, estas sobre dramatizando todo.

Mi mente tenía curiosas formas de tener entretenidas charlas de conciencia.

Tomé mi bolso y sin siquiera pensar mucho comencé a caminar de vuelta al castillo, ni siquiera me volteé a ver dónde se encontraba el protagonista de mis pensamientos en ese momento.