Después de clases

Era un día como cualquier otro en el castillo. Típicas clases, deberes en demasía, alguno que otro despistado haciéndose el centro de atención, pero nadie relevante ni fuera de la monotonía. Dereck Connors había salido de Transformaciones, aquella asignatura no era tan desastroza después de todo, y lo mejor, es que la compartía con Hufflepuff, así que molestar a los tejones había sido lo más interesante del día; Llevaba su uniforme desalineado, como de costumbre, los primeros tres botones de su camisa desabrochados, la corbata mal acomodada, y las mangas de la camisa arremangadas hasta el codo. En su diestra, traía consigo la libreta azul que lo acompañaba siempre, era como si un lazo los hubiera unido y jamás se despegasen, pero lo que contenía aquél pedazo de pergamino era más que oro molido para él, es donde sus momentos de inspiración encontraban el lugar perfecto para aterrizar, y jamás se había cuestionado las razones.

Seguía caminando, no ponía mucha atención a sus pasos, su mente era un mundo paralelo, en donde nada tenía orden ni ritmo de tiempo, se detuvo y después observó al final del pasillo a Michelle, su hermana era extraña, y jamás le había gustado su forma de comportarse, era tan superficial e infantil a la vez. Joder, no tenía ánimos para aguntarla, así que giró sobre sus talones y cambió de pasillo, desvió un poco su mirada unos metros adelantes y encontró lo que parecía ser un Aula Vacía, no dudó en entrar, pues en realidad no había nada mejor que hacer, y era todavía temprano para regresar a la Sala Común, tal vez en ese momento podría escribir un poco, aquella era una de sus más grandes pasiones y casi nunca tenía tiempo para dedicarle.

Cruzó el umbral de la habitación, y después tomó asiento en uno de los pupitres vacíos, pegados al ventanal de la derecha. Colocó con cautela su libreta sobre el pupitre y cogió la pluma con el tintero y se dispuso a garabatear.

'Aliento de la mañana
que vas robando en tu vuelo
la esencia pura y temprana
que la violeta lozana
despide en vapor al cielo'

Ni pensar ¿Desde cuándo se había vuelto tan cursi? Justo, se disponía a tachar lo escrito, cuando la perilla de la puerta le hizo desviar su mirada y fijarla en quien se disponía a entrar.

La rutina de estar en clases nuevamente no era algo que me molestara la verdad, porque de hecho, las clases no me disgustaban en lo absoluto, y hasta en algunas, me entretenía. Por supuesto, dentro de ellas no estaba Historia de la Magia, puesto si algo había heredado de papá, era el hecho de que la voz del profesor Bins era un perfecto somnífero.

Algo somnolienta salí de allí, que no me di cuenta cuando al parecer, un compañero me había dicho algo parecido a "bonita". Inmediatamente, y de no sabía donde salieron varios Weasley para encarar al muchacho con cosas como "a ella no se mira" y sus derivados, y como eso ya me había pasado en alguna ocasión, sabía que lo vendría: Las recomendaciones. No lo pensé ni una vez, y en medio de las palabras comencé a caminar más y más rápido para cuando ya doblé en una esquina, me eché a correr subiendo un par de escaleras para escapar de esa locura que me tendría por lo menos unas dos horas diciendo lo que era bueno para mi.

No supe cuanto corrí, pero cuando ya no quise hacerlo más, supe que tenía que desaparecer de escena por lo menos un buen rato, así que no dudé en abrir la puerta del aula más cercaba que tenía y así, huir de la sobreprotección Weasley hacia mi, aunque claro, faltaban mis hermanos para ponerle la cereza al pastel. Entré para quedarme apoyada en la puerta luego de cerrarla y soltar un suspiro, hasta que me percaté, de que no era un aula vacía, si no que había un chico sentado unos pupitres más allá.

-Lo siento, pensé que estaba vacía.- me disculpé con una media sonrisa, y no me moví de mi lugar mientras observaba al muchacho -Si te molesta, puedo buscar otro escondite.- expresé encogiéndome de hombros. No tenía problema alguno, y además, no sabía si él había querido estar solo.

Una parte de sí quería mostrar toda la inspiración que podía llegar a poseer, pero por otro lado también estaba el hecho de tener una reputación, una imagen que se había ganado con el paso de los tiempos, y una imagen que muchos respetaban, no podía echar todo a perder por una simple pasión, eso era más personal, que sólo unas pocas personas tenían acceso, personas muy cercanas en su círculo social. Seguía en su ensimismamiento, había ocasiones en que su mente empezaba a vagar y él no podía controlarlo, es como si por unos instantes saliera de su cuerpo, y luego el volver en sí era de golpe.

La puerta se cerró en un abrir y cerrar de ojos, y después sus ojos azules se habían fijado en la pelirroja que recíen había entrado, la había visto antes pero no lograba ubicar exactamente donde. Bufó de mala manera al escuchar el primer comentario !Por las Barbas de Merlín! no debía contestar de mala forma, así que respiró profundamente y después agregó "Santa desilusión, tus sueños se han roto" solía ser apático en sus comentarios, pues jamás se había catalogado a sí mismo como 'un chico social', ya que Dereck solía ser un chico solitario, clavado en sus asuntos.

¿Otro escondite? ¿A caso estaba jugando a las escondidas? Joder, lo que faltaba, una niñata en medio de un juego escolar, no tenía tiempo para soportar aquello, frunció un poco el entrecejo y se limitó a decir "Me da igual, es tu problema" sí, era odioso, y a veces molesto con ese tipo de comentarios, pero cualquiera que lo conociera sabría que no era por mala forma, simplemente era parte de su personalidad, y ahora no iba a modificarla.

"Santa desilusión, tus sueños se han roto."

Alcé una ceja desde mi lugar mientras observaba la situación fugazmente. Allí estaba el chico, con un cuadernillo y con nada más, diciéndome aquello, con lo que negué con la cabeza restándole importancia -Es una bonita forma de decir que yo buscaba un salón vacío, pero no. Sólo quería un salón.- respondí a su línea. No era que quisiera estar sola, porque en general no era algo a lo que estuviera habituada y tampoco me gustara mucho. Desvié aquellos pensamientos al volver a escuchar la voz del muchacho que estaba en el salón, que venía acompañado de un bonito ceño fruncido y un tono algo odioso.

Imité la expresión del águila y crucé las piernas aún estando de pie sólo para cambiar de postura ante la respuesta seca que recibí -De hecho, creo que también es tu problema, porque estoy preguntándote aquello teniendo en cuenta de que estabas antes que yo acá.- repliqué firme pero calmada. No era que estaba peleando o algo por estilo, solamente le daba mi punto de vista.

-Sólo me gustaría saber si mi presencia te molesta para ir a otro lado sin problemas, y dejarte tranquilo. Es justo.- agregué con naturalidad, sin rodeos, sin sutilezas.

Tal vez había exagerado un poco, tal vez sí se había molestado por el hecho de haber sido interrumpido, pero aquél lugar no era su habitación, ni nada por el estilo. Se resignó, no sería tan odioso con la pelirroja, tal vez y muy remotamente podrían tener una conversación decente. Estudió un poco más sus facciones, parecía ser una Gryffindor, y si su memoria no le fallaba en aquellos momentos, se trataba de una Potter, aquellos tres eran muy afamados en el colegio. Torció un poco sus labios al escuchar la primera respuesta de la joven y después agregó con sutileza. "Creo que fui algo grotesco en mi forma de ser" se sinceró un poco, volviendo a fijar su mirada sobre la libreta azul.

Cogió un poco más de tinta, y prosiguió a escribir, pero las ideas no le fluían tan claramente como antes, la voz de la chica le volvió a interrumpir "Te equivocas, no es mi problema" musitó con un tono de voz serio. Alzó su mirada y encontró sus ojos azules con los de la pelirroja "Por mi está bien, no soy dueño de Hogwarts, así que tampoco puedo decidir si te quedas o te vas, como dice McGonagall 'Hogwarts es casa de todos' imitó las comillas con las manos y después soltó una risa por lo bajo. A veces le gustaba joder, sólo por diversión.

"Deberías aprender a no justificarte tanto, es decir, no tienes por qué dar explicaciones de tus actos, ¿O sí?" cuestionó de manera retadora pero con alevosia y ventaja a la vez, estaba algo aburrido y el entablar un poco de conversación no le vendría mal, además esperaba que las ideas le volvieran pronto, pero por lo tanto, mataría el tiempo con algo. Le gustaba jugar con las mentes de las personas, después de todo no dejaba de ser un Ravenclaw. "Connors, Dereck" agregó finalmente, en forma de presentación, y esbozando una ligera sonrisa de costado.

Así era la reacción en cadena sobre la protección Potter-Weasley: Los retos al desafortunado que dijo o hizo algo que nos les gustó, luego venía la huida de quien ahora recibiría el sermón (generalmente éramos Hugo o yo), y finalmente, la búsqueda. Si, siempre pasaban un buen rato buscando al sermoneado si es que no aparecía, pero es que yo ya estaba cansada de repetirles que me sabía cuidar. Tenía quince años y aproximadamente el mismo número de guardaespaldas. Como si fuera la hija del ministro de la magia, aunque bueno, era mi padrino, pero eso no tenía nada que ver con la seguridad dentro del colegio que tenían mis primos y hermanos para conmigo.

Solté un leve bufido porque sabía que ahora estarían buscándome, y desvié la mirada hacia el exterior de castillo por una de las ventanas, aunque volví la vista a mi interlocutor cuando dijo algo que parecía ser algo así como una disculpa. Bueno, todos éramos distintos -No hay problema.- zanjé el asunto con despreocupación. No era alguien que se molestara tan fácilmente.

El muchacho se puso a escribir, y entonces si que me sentí incómoda de estar allí con el desconocido al que le quité su privacidad, aunque el ahora decía que no era dueño de Hogwarts como para decirme si me quedaba allí o no, y la verdad que así era. Tenía razón. Caminé un par de pasos hasta sentarme en un pupitre vacío, puesto que ya había decidido quedarme allí un rato, por lo menos hasta que la alarma protección pasara. Puse mi bolso encima de la mesa y simplemente me encogí de hombros cuando rió con su propio comentario refiriéndose a la Directora McGonagall que yo si creía que esa frase era cierta.

Y entonces ahora las frases del muchacho se tornaban algo retadoras. -No es justificación, en sí. Es que no me gusta incomodar a la gente, y quizás, yo pude haberlo hecho cuando entré y tú...¿hacías tus deberes?.- le dije pasando de la afirmación a la pregunta. Era un cuadernillo bonito y no como los que usábamos para los deberes. Moví al cabeza de un lado al otro recordando que ahora el antes desconocido, se había presentado, y yo no le había dicho quien era.

-Yo soy Lily Potter.- le dije con un dejo de alegría. Con ese dejo de alegría que me producía el simple hecho de socializar más.

Dime, soplo de la aurora,
brisa inconstante y ligera,
¿vas por ventura a esta hora
al valle que te enamora
y que gimiendo te espera?

La inspiración había vuelto y ahora el rubio había escrito esas palabras, una vez que se disponía a trabajar, pareciese como si todo lo que estuviese a su alrededor se esfumara y sólo estuviera él en su propio mundo, en un mundo completamente paralelo al que vivía, tal vez era un defecto y otros lo veían como virtud, pero el chico solía concentrarse mucho en lo que hacía, restándole importancia a lo que sucedía en su alrededor. Re-leyó lo escrito y una mueca de satisfacción había sido dibujada sobre su rostro, la poesía le hacía volverse más sensible, por eso la aterrizaba sobre pergamino, jamás la había orado, ni mucho menos, lo prevalecía como un secreto.

La chica carecía de caracter, por lo que podía observar, más se limitó a hacer caso omiso de eso. "¿Deberes? Errr, no, para nada. Sólo escribo" agregó, manteniendo sus ojos sobre el trozo de pergamino, era más que obvio que no le mostraría sus escritos, pues en cierta forma eran privados, y sólo él podía verlos, o modificarlos, era muy celoso con sus cosas (incluyendo a su hermana) y no veía el por qué cambiar. "No estás para saberlo, pero a veces me gusta escribir, es como un remedio contra el estrés" trató de ser un poco más social, pero aquello se le dificultaba, y bastante.

"Potter, lo suponía" dijo después, encogiéndose de hombros y con absoluta sinceridad, ya que era más que obvio que sería una chica Potter, sus rasgos físicos eran característicos al de ellos, agradecía una vez más la increíble memoria que tenía y después de auto-halagarse volvió a fijar sus ojos sobre la chica. "¿Y tú qué pretendías hacer en un aula vacía?" cuestionó finalmente, alzando levemente su ceja izquierda, esperando la reacción de la joven.

Nuevamente se enfrascó escribiendo una que otra cosa. Apoyé el rostro encima de mi bolso mirando hacia cualquier lado intentando no incomodarlo de esa manera, pues no lo conocía y no sabía como era su personalidad, aunque la verdad me parecía alguien que no socializaba mucho, a diferencia de mi. Volví fugazmente la mirada hacia él para ver si había terminado de escribir, y ahora no ser la maleducada que le quitaba la vista, y así fue, aunque Dereck mantenía la vista fija en su pergamino.

Decidí volver a mirar a otro lado, pero entonces él habló, por lo que lo observé aunque él no lo hiciera. No me gustaba no mirar a la gente cuando me hablaban, porque sentía que era un signo de debilidad. No eran deberes, y si, quizás no podían ser deberes luego del poco tiempo que llevábamos en clases. Me mantuve en silencio no queriendo inmiscuirme en sus cosas, y entonces volvió a hablar diciendo que le gustaba escribir, que a veces era un remedio contra el estrés.

Me senté derecha y asentí animadamente -Lo es; es bueno tener algo con qué desestresarse.- le dije dándole la razón -A mi me gusta cantar y bailar cuando me siento mal o estoy estresada, aunque en general siempre lo hago, siento que hace mucho mejor cuando necesitamos distracción.- apunté al tema, moviendo las piernas suavemente -¿Escribes cuentos, novelas, poemas o algo así?.- inquirí curiosa.

Aún concentrado al parecer en su esrito, anunció que suponía que era Potter, y fruncí el ceño no molesta, si no curiosa -¿Cómo lo supiste?.- le pregunté cruzando los brazos encima ce la mesa, y entonces ahora sí que volví a mirarle. Le sonreí amablemente y escuché su pregunta atenta. -Humm...estoy huyendo de uno de los sermones de mis guardaespaldas.- respondí con una leve mueca de diversión -Algunos primos míos me protegen mucho, y para evitar dos horas escuchándolos decir lo mismo de siempre, me escondo de ellos.- respondí finalmente, llevándome una mano a la cabeza para correr un par de cabellos que se habían pasado a tapar mi vista.