Tú y yo, el silencio y las risas

{Libre}

Tranquilidad. Tranquilidad. Tranquilidad.

¡Tranquilidad! Si, era demasiada tranquilidad para la rubia en aquellos momentos. Nadie podía negar aquel hecho. Repaso con dedos inquietos la superficie de su baúl y lo abrió, luego de unos segundos que se le hicieron prácticamente interminables. Removió algunas cosas que tenia en aquel desgastado baúl, extrajo algunas plumas, unos pergaminos manchados y otros sin uso alguno, dos tinteros a medio vaciar y los apiló a un lado de ella, en el piso. Extrajo tres libros desgastados con una cubierta provisoria de cuero y los dejo en el piso tambien. Se sentó junto a las dos pilas de cosas y tomo uno de los libros entre sus pálidas y finas manos. El primero libro que tomo, que era un tanto grueso comparado con los otros, recitaba en su primera página ‘Hamlet’, lo ojeo por unos minutos mientras pasaba la vista por entre las paginas amarillentas y lo cerro con un suave golpecito. Tomo el otro libro, un poco mas conservado que el anterior. Aquel era uno de sus libros favoritos, en su portada se recitaba ‘Sentimientos y Sensatez’, para ella era todo un clásico.

Hojeo el libro durante algunos minutos y cuando iba a cerrarlo, un par de pergaminos se cayeron de este. Lo deposito finalmente sobre el primer libro que había tomado y tendió su mano izquierda para tomar los pergaminos que estaban en el suelo. Los alzo hasta la altura de sus ojos. Eran cartas. Cartas que había guardado en el último verano en uno de sus libros. Alzo con incredulidad una ceja, pero no necesito hojearlas para saber de quienes procedían aquellas cartas. Las tiro al baúl y guardo los libros sobre estas, procurando que no fuera fácil volverlas a encontrar si en un arranque de impaciencia volvía a buscarlas a aquel baúl. Junto los pergaminos y los guardo tambien en el baúl, todo con increíble velocidad, pero con un perfecto orden. Cerró el baúl y se levanto del piso mientras volvía su vista hacia el espejo. Por supuesto que ya no era aquella niñita que había llegado a Hogwarts hacia mas de seis años atrás. Ahora era distinta. Sonrió con confianza mientras tomaba el libro que estaba sobre su mueble y salio de allí.

Se le hizo fácil salir de la Sala Común sin llamar la atención. Llevaba puesta algunas prendas muggles que difícilmente llamaban la atención, además sus compañeros estaban mas ocupados en otros quehaceres como para si quiera darse cuenta de que la rubia había salido de la Sala Común. Se abrió paso con rapidez entre la multitud de estudiantes que circundaban el Castillo. Sabia perfectamente a donde podía dirigirse para poder leer un rato, en plena tranquilidad, y no tuvo que bajar demasiados pisos para hallar aquel lugar. Pasó de largo el Aula en la cual le impartían Transformaciones y se detuvo delante de la puerta continua. La abrió con delicadeza y entro a través de esta al Aula Vacía. La cerro con mas delicadeza de la necesaria y luego se dirigió a un banco, donde se sentó y acomodo para comenzar a leer. Llego a un punto determinado del texto y una leve y resuelta risa recorrió el aula vacía. Se corrió un mechón de cabello rubio, pero no alcanzo a disfrutar de su alegría cuando sintió que la puerta del Aula se abría en cuestión de segundos y una persona que no logro identificar a primeras entro en esta. -Genial-pensó para si mientras fruncía con ligereza el ceño.