Y la montaña va a Mahoma

Me había levantado temprano, lo suficiente como para hacerme un baño de crema en el cabello, y no tener ningún tipo de percances. Mi despertador había sonado una hora antes de lo que lo hacía normalmente, y todo para que si Sophie o Jazmine querían bañarse cuando se despertaran, tubieran agua caliente, algo realmente considerado de mi parte.

En cuanto salí de mi habitación me sentía una persona relativamente nueva, con mi uniforme completamente pulcro, y elegante, si, tal y como a mi me gustaba.
La camisa blanca de Dior iba por dentro de la falda tubo color negra, que era en tiro alto, esas faldas realmente eran favorecedoras para marcar la figura, en lugar de corbata llevaba un delicado moño azul con una franja dorada. Tenía medias largas y caladas, dentro de unos zapatos de tacón negros charolados. Ese uniforme era el que más sentador me quedaba, y con el cual, extrañamente me sentía más cómoda.
Las clases ese día eran agradables, y lo mejor es que hoy era el día del pastel de chocolate como postre, demasiada felicidad junta para mi.

El lo que iba del día, este era tal y como yo lo había planificado, varios halagos y miradas que ocultaban poco, una actuación perfecta en las clases; me gustaba la perfección, y al parecer ella también gustaba de mí.

Durante el almuerzo en el Gran Comedor, una nota me sorprendió en medio de una conversación que mantenía con Chad y Stacy sobre cosas triviales. La abrí algo dudosa, ¿Quién podría enviármela?.
Reconocí la preciosa caligrafía, y la cerre en cuanto había terminado de leerla. La nota se quemo por si misma,adoraba ese encantamiento.
Me levante de la mesa dejando mi plato a medias, y despidiendome con la mano de mis compañeros, quienes me saludaron alegremente y continuaron con lo suyo. Tome mi bolso y lo coloque sobre mi hombro delicadamente, tenía que ir al lago de inmediato.

En cuanto pise el pasto, di unos pasos hacía atrás, mis hermosos zapatos Jimmy Choo no iban para nada con el césped, y no iba a arruinarlos.Abrí mi bolso y saque unos impecables zapatos sin taco, iguales de hermosos a los anteriores, los cuales guarde con cuidado. Yo siempre iba prevenida.
Llegue al lugar indicado, con un caminar tranquilo, me había sorprendido un poco aquel llamado, pero me alegraba también.
Allane el lugar con la mirada, si bien el lago se veía precioso,el no se encontraba allí, bufe silenciosamente.-Se que estás aquí Albus Severus Potter-Dije al aire prácticamente, lo conocía bastante como para saber que el estaba en el lugar.
-¿Cuál es la ‘importante situación’ por la qué has interrumpido mi almuerzo?- Pregunte frunciendo los labios, no estaba enojada, realmente estaba contenta, pero tendría que causar un poco de remordimiento en Albus por no dejar que comiese la Torta de chocolate.

-Albie, por más que me guste hablarle al aire, me gustaría que aparecieras y así pudieras abrazarme- Comente sonriendo levemente, no había tenido en cuenta, hacía cuanto no veía a mi primo.

La mañana había pasado lenta para Albus. Ninguna clase le interesó realmente, ni siquiera pociones, que se suponía era la clase de los Slytherin. No, se sentía demasiado… aburrido, inquieto, extraño. No entendía razones del porqué se sentía así, pero tampoco se había puesto a pensar en como solucionar aquello, no, simplemente pasaría como siempre lo hacía. Por eso no le tomó mayor importancia y simplemente se dedicó a pensar en lo que fuese, menos en la clase en la que estaba. Quizás después podía pedirle ayuda a alguien. El profesor de su última clase antes del almuerzo les dio un último deber y después los dejó ir. Albus supo cuando lo hizo y vio varios Ravenclaw pasando frente a ellos, que debía hacer. Con velocidad subió hasta la lechuzería y escribió una carta, dándole el toque final con el hechizo que hacía que al terminar se incendiara. Tomó su lechuza y le indicó a quien mandársela.

Se saltó el almuerzo, pues no tenía demasiada hambre. En vez de eso decidió ir hasta el lago para esperar a Dominique, pero encontró un buen sitio a la sombra de un árbol medio escondido. Se acomodó y esperó algunos pasos que le indicaran que ella estaría aquí, pero sin enterarse siquiera se comenzó a quedar dormido. Despertó cuando escuchó el reproche de su prima y se sobresaltó para luego levantarse.

-¡Hey! –La llamé acercándome a ella y sonriendo. Estaba tan perfecta como siempre, pulcra, elegante, todo eso sacado de Fleur, mi tía y su madre. Había algunos chicos que se giraban a observarla, pero claro, era Dominique Weasley. Albus sonrió y tomó una de sus manos con suavidad y la besó, como ella le gustaba que lo hiciera. La observó unos segundos y la llevó hasta los arbustos en los que antes estaba. –Tengo que aprovecharte, no todos los días te das tiempo para estar conmigo.

Había evitado tocar el tema de porque estaba allí y la había buscado. Era algo sensible que necesitaba un poco de tranquilidad para conversarla y sentir en cada momento miradas inoportunas era verdaderamente molesto. Algunas veces la belleza de la prima que ahora tenía a su lado resultaba perturbadora hasta lo extremo.

-De acuerdo, necesitamos hablar. –No la había visto desde hace algún tiempo, en una de las múltiples reuniones familiares y en toda pasaba lo mismo: ella estaba incómoda. Pero no era en momentos cualquiera, no, era cuando su hermano estaba cerca. ¿Qué le pasaba a este mundo que todos los chicos de Hogwarts se fijaban precisamente en su familia? Pero claro, no estaba claro si era por aquello… quizás simplemente estaba imaginándose cosas que nadie más veía. ¿Quizás una opinión femenina? Pronto iría a ver a Rose. –Creo que no es imaginaciones mías cuando digo que has estado evitando a cierto Potter y no precisamente yo o Lily.

Aceche el lugar una vez más con la mirada, tarde no había llegado ya que supuestamente un ‘ven ahora’ incluía los tiempos de la caminata hasta allí, y si se había marchado y yo me había perdido del postre por nada…-Ho ho ho-Exclame alzando las manos al ver que Albus aparecía de quien sabe donde frente a mi,¿Había utilizado la capa invisible? Pero la respuesta que esperaba vino a mi antes de lo esperado, observe su rostro somnoliento y reí brevemente -¿Tarde tanto cómo para qué te durmieras?-Pregunte sonriéndole al chico que tenía frente a mi.
Oí algunas voces a nuestro costado y note que algunas personas se encontraban observándonos detenidamente, muy detenidamente, fruncí el seño de manera notable y cuando iba a abrir la boca para decir algo, sentí como me jalaban hacía los arbustos.
Mire a Albus aún con la misma expresión-No se que le pasa a la gente-Comente negando con la cabeza de forma suave, yo nunca perdía la compostura pero había cosas que…disipe cualquier clase de pensamiento al notar que Albus besaba mi mano a forma de saludo. Le sonreí y volví a fruncir el seño como lo había hecho recientemente-Okey, dime que sucede, tu nunca haces de ‘Caballero Francés’-Observe casi venenosamente. No es que Albus no fuese un caballero, en realidad los rumores ‘no-comprobados’ del colegio decían ciertamente que si lo era, pero el solo había besado mi mano en dos ocasiones anteriormente: Cuando había formalizado mi relación con Derek y cuando habíamos oficializado nuestro rompimiento. ¿Habría algún rumor metido en medio de ellos? Quizás hasta estaba en una relación con alguien y nadie se había molestado en decírmelo…

-¿Yo?-Observe alisando aún más mi falda, había interceptado una arruga, seguramente de cuando Albus me había tirado, prácticamente, detrás de un matorral.-Siempre tendré tiempo para ti-Comente observándolo detenidamente, mis ojos escudriñaron detenidamente su rostro, me parecía extraño que dijera que yo nunca tenía tiempo para el, sumado a que me citara y me alejara de ‘cualquier espectador’, y oh si, finalmente la bomba había caído.
¿Quién había dicho que Albus era tan poco perceptivo como lo había sido su padre? Pues cuando recordara quien había sido, debía ir y decirle que estaba bastante equivocado.
Mantube mi expresión neutral, y pense una respuesta lo suficientemente creíble como para que mi ‘nuevo y perceptivo’ primo pudiese continuar en paz con su vida, y dejar la mia como estaba.-A mi parecer son ideas tuyas-Respondí encogiendome de hombros naturalmente, hasta a mi misma me asombraba la capacidad que había tenido para decir aquello tan creíblemente.
Sonreí con calidez-En el verano tuve un problema con tío Charlie y un Dragón de Rumania-Comente haciendo un gesto con la mano-Casi no alcanzo a que mi brazo se cure para cuando debía regresar a casa-Agregue señalando mi brazo izquierdo, era cierto que había tenido un ‘pequeño accidente’ con un bello y furioso dragón, y que casi no alcanzaba a curarse para cuando debía estar sana y salva en casa, pero una cosa no quita la otra, y a pesar de que estaba sorprendida de cuan bien se había dado cuenta Albus de las cosas, no estaba, pero para nada dispuesta a admitir aquello que me había esmerado en ocultar. ¿Para qué?
-No pasa nada entre el y yo-Aclare sonriendo levemente, y tampoco pasaría nada, porque así era como debían ser las cosas. Era todo parte de una enorme confusión mía, que se acabaría en poco tiempo.-El otro día iba a saludarlo, y lo vi con…-Calle entrecerrando los ojos al no recordar el nombre de la chica con la que James estaba ‘saliendo’, era rubia y la había visto un par de veces, pero no recordaba exactamente su nombre, es que las cambiaba tan a menudo que me era realmente imposible saber, aún fijándome, con quien salía ese chico-Rhonda, eso es-Exclame alzando la mano como si hubiese descubierto algo realmente importante-No quise interrumpir-Dije unos minutos después encogiendo mis hombros.

Lo observe unos segundos, y mis manos se dirigieron con rapidez a su corbata, acomodándola correctamente, como debía der. Ok, quizás era algo obsesiva. Alce mi rostro, cuando mi cometido estuvo cumplido y le sonreí alegremente -¿Cuándo va la parte importante?-Pregunte de forma inocente-Digo…en la que me dices cuanto me extrañaste, y me das un Albuciento abrazo-Comente enredando un dedo en una de las ondas de mi brillante y precioso cabello.-¿Piensas qué tardara mucho?-Pregunte sonriendo espléndidamente, extrañamente había sido perfecta en mi imitación clásica de ‘no se de que me hablas’ y me alegraba profundamente de ello, quizás ya comenzaba a superarlo, por otro lado… realmente quería un abrazo de ese Slytherin cabezón y perceptivo.