Head 'n Strawberry Swing

Punzaba, como si fuese un picahielo muggle insertado en el cráneo. Entrecerraba los ojos en cada clase, pero puse todo mi empeño por dar la mejor de las impresiones en el primer día que tenía como profesor; era mi oportunidad para lucirme con los alumnos y conmigo mismo. El dolro había pasado casi desapercibido en las horas de clase, siendo el silencio lo que lo potenciaba aún más...pero ahora, era todo lo contrario. Las luces de los candelabros trituraban mis ojos, el más pequeño ruido hacía que esa arma mortal muggle (que según utilizaban para algo tan inocente e inofensivo como picar el hielo) se clavara una y otra vez.
La cena había sido difusa, pues la comida solo provocaba lo contrario que hambre: mareo y provocación.

Fué así como la Directora, la Sra. McGonagall, me aconsejó enérgicamente que le diera una visita a la Sra. Pomfrey. Aunque no estaba muy convencido que haya dicho exprésamente ir con la Sra. Pomfrey, pero tampoco es que estuviera prestando mucha atención.

Las escaleras parecían interminables. "Son mil...deben de serlo, lo juro" Parecía un camino interminable, con los punzasos y el dolor combinados. "Si se puede, Teddy Lupin. Se puede, se puede...se puede" No estuve muy convencido al llegar al tercer piso y sentir las fuerzas dejarme. No era alguien delicado, para nada. Harry siempre decía que puede que no haya heredado la licantropía de mi padre, pero la fortaleza de hombre lobo estaba en mí esperando salir. "Puede salir ahora mismo".
Ni siquiera toqué la puerta, solo abrí y entré...por cortesía (y con las pocas fuerzas de reserva que tenía) cerré tras de mí y llegué hasta las camillas. Me dejé caer...y comencé a hablar por hablar.

- Mi...mi c-cabeza - me quejé muy alto, por que no tenía noción del volumen. Todo parecía demasiado alto y estridente...la luz en la penumbra era más luminosa que el sol de Abril. Saqué de abajo de mi una de las almohadas y me cubrí el rostro por que la bendita luz era insoportable.

No había sido un día para nada complicado, evidentemente. Era bastante improbable que a pocos días del comienzo de clases, ya los alumnos comenzaran a quejarse por malestares pero siempre había alguno que otro. Victoire estaba orgullosa de su trabajo en si y por ello era bastante natural que se tomara las cosas enserio. Por ello le molestaba que fueran alumnos pretendiendo sentirse mal para buscar escaparse de clases. No es que ella jamás lo hubiera hecho, porque recordaba su adolescencia, pero eso no implicaba que continuara apoyando esa idea.
Hoy había recibido dos alumnos, de séptimo de Gryffindor; uno se quejaba con que su amigo no podía parar de vomitar, y que por eso lo acompañaba. Pero la realidad era bastante diferente, si bien en su momento Vic no se había dado cuenta. Al parecer la noticia de que ella estaba en la enfermería estaba siendo divulgada y por supuesto, de repente más de los que deberían querían estar enfermos. Se había divertido con la idea cuando uno de los profesores le había dicho que sospechaba que ese año habrían muchos más enfermos.

Ahora se encontraba sentada en la sillita del escritorio de la Enfermería y creaba una lista de materiales que necesitaba encargar para el lugar, claramente materiales para pociones. Que si uno no era bueno en pociones y hechizos no se podía ser sanador. Se llevó una mano levemente a su cabello, recogido en un moño y se quitó sus lentes de descanso negros para colocarlos sobre el escritorio. Allí se quedó observando la lista, pensando que más necesitaba y en cuanto iba a apuntar algo sintió un ruido. Frunció el ceño y no fue hasta que escuchó una voz que se puso en pie para dirigirse hacia el lugar de procedencia de la voz.
La chica lucía una falda negra de cintura aproximadamente un centímetro por encima de sus rodillas, pero comenzaba a pensar que tendría que comprarse más largas aunque las más cortas le sentaran fabulosas pero no podía desconcentrar a ningún alumno ni llamar demasiado la atención, aunque aquello fuera prácticamente imposible. Por dentro de la falda llevaba una camisa blanca y encima la túnica del mismo color, claramente desprendida.

Pagaría, se dijo mentalmente, pagaría por poder tomarle una foto en aquel mismo momento. Con la almohada sobre su cara, quejándose como un niño de seis años. Apoyó sus manos en su cintura y lo observó desde los pies de la cama. –No necesita gritar Señor Lupin, esta sanadora no es sorda.- respondió en un tono serio y completamente formal mientras se acercaba, y moviendo su varita hacía que las luces bajaran su intensidad. –Por favor Ted, quítate esa almohada de la cara.- le pidió negando levemente y posó su mano sobre su frente para comprobar que no tuviera fiebre. –Te he dicho que dejes de exigirte tanto y comiences a cuidarte más, no se que haré contigo mi vida.- comentó en un tono levemente preocupado pero mostrándole una sonrisa cálida. –Y si, no eres el único trabajando en Hogwarts. Que sepas que tu lechuza llegó acá y se encuentra en la Lechuzería.- le informó comenzando a preparar una pócima, que ya sabía ella que clase de dolores de cabeza tenía Teddy siempre, y por lo tanto sabía que dosis necesitaba. No era de sabor muy agradable pero, ¿Qué clase de medicación lo era?. Se sentó a su lado en la cama y le tendió la taza con aquel líquido incoloro.

La luz se filtraba por la almohada y seguía siendo molesta, un momento el sonoro ruido en eco de un par de tacones retumbando por los suelos de piedra pusieron la almohada aún mas fuerte presionando contra mis orejas, en uso de orejeras anti-sonido. Un muffiato tendría el efecto que quería, y por más que batallé con la tela del bolsillo del pantalón la varita se quedó petrificada en su sitio. Me paré como resorte al escuchar la voz, aún presionando con ambas manos la almohada contra mi rostro. ”La Señora Pomfrey habla como Vic…¡Ahora si estoy mal!” Colisioné con la cama después de que mi entendimiento diera por sentado que había perdido la cabeza. ”Bien, ahora me habla como Vic lo hace…estoy loco. ¡Lunático!”. Había mencionado algo de una poción, así que con los párpados apretados contra los ojos, me senté al borde de la camilla y alcancé la taza de la poción.
No sabía especialmente como ron de cerezas y regaliz, pero tampoco me quejaba…estaba acostumbrado. De un sorbo lo tomé todo, primero una fuerte opresión en las sienes me hizo apretar los ojos aunque esa sensación se fue tan rápido como llegó. El picahielos se fue a un pub a seguir picando los hielos de las bebidas y mi cabeza volvió a su sitio.

Alcé el rostro para agradecer a la Sanadora Pomfrey pero…”¿De qué me he perdido?”

- Vic…¿¡Vic!? – tartamudeé, no creyendo lo que mis ojos veían. Apoyé mi codo en algo firme justo frente a la camilla, pero era una mesita con una bandeja y frascos que cayó por lo frenética de mi acción. – Que…no…yo estaba sorprendido y…¡Que torpe de mi parte! - Me disculpé atrabancando mis palabras mientras me lanzaba hacia el suelo para recoger lo que antes la sorpresa me hizo tirar. Victoire en Hogwarts …[/i]”Era una alucinación”.[/i] Creí en el momento que era dejado casi inconsciente por la migraña que lo era y que por fin la locura me había alcanzado por completo pero ya con la poción me parecía que me había perdido de algo.
Cuando acomodé las cosas en la bandeja, la miré sin entender – Creo que no entendí mucho de lo que dijiste…pero, de cualquier forma me encanta que estés aquí – Sonreí - Precisamente en la mañana pensé “Oh, como me gustaría que Vic me diera un beso y una de sus pociones” …y ahora ¡Chan, chan! Estás aquí.- le dije dramáticamente, poniendo onomatopeyas.

Sonriendo como tonto me acerqué a ella para hablar más de cerca.

- Entonces, Vic…- añadí perspicaz - ¿Hay algo que hayas preferido guardarle a tu bien dispuesto e inocente novio? – guiñé el ojo derecho, con galantería.

Victoire lo continuó observando con el ceño fruncido mientras su novio, quien al parecer aún no se daba cuenta de que no era una alucinación y era ella, bebía la pócima que la joven acababa de hacerle. Se puso nuevamente en pie y caminó hacia la cama de enfrente acomodando con un movimiento de varita las sábanas que estaban arrugadas debido a que antes había estado sentado allí. Parecía que habría para rato, porque mientras Teddy dejaba el melodramatismo y todo aquel asunto Victoire podía fácilmente acomodar todas las camas de la enfermería sin necesidad de preocuparse. Sonrió levemente y volteó a verlo, lo que alguna vez la había hecho echar chispas del Lupin ahora era otro motivo para ir y estrujarlo como si fuera alguna especie de oso precioso y muy adorable. Pero por supuesto aquello no fue lo que hizo en aquel momento, simplemente caminó una vez más a su cama y esperó a que la formula hiciera su trabajo.

No llegó a decir cuidado cuando Ted había lanzado al suelo sin querer algunas de sus pócimas, se acercó rápidamente y tomó la bandejita para colocarla sobre la mesita de luz. –No te preocupes.- respondió suavemente mientras deslizaba su delicada mano por el rostro de su novio y luego le besaba la mejilla. –Eso es algo que puedo hacer desde Hogwarts- bromeó respecto a la poción y el beso, colocando una mano en su cintura y riendo por lo bajo. –Vaya Lupin, eres un sujeto con suerte.- añadió un par de segundos después y lo observó detenidamente, por un momento se le había olvidado la razón por la cual él estaba en la enfermería y no en cualquier otro lugar. -¿Te sientes mejor ahora? Ted necesitas hacerme caso, descansar mejor e intentar sobrevivir sin pócimas, no es normal que estés todo el tiempo con migrañas tan fuertes..- A Victoire le preocupaban muchos aspectos, primero que nada el padre de Ted había sido licántropo, y hasta el momento no conocía los efectos que podría provocar aquello en cuanto a genética e ignoraba que alguien más lo supiera. Le preocupaba que aquellas migrañas que siempre experimentaba tuvieran algo que ver. Es decir, sabía que su novio no era ninguna especie de licántropo y que por lo tanto no se convertiría en nada, pero existían otros efectos colaterales.

Sonrió divertida y lo observó ladeando levemente su rostro. –Quizás..- respondió misteriosamente aún mirándolo, entretenida. –Digamos que Madame Pomfrey se jubiló y bueno, quería molestar a Dom enterándome de todos sus noviecitos secretos y ya sabes..- Deslizó su dedo índice por el contorno del rostro del chico de aquella forma tan encantadora y pícara que solía tener.- Molestar a mi dispuesto e inocente novio- Rió por lo bajo. –Estaba un poco aburrida en San Mungo y si bien me ofrecieron otro cargo para que me quedara, Hogwarts se me hacía más entretenido y no quiero simplemente tener San Mungo en mi currículo, lo cual no implica que después vuelva dentro de un par de años o menos, o más.. –Si, a veces Victoire hablaba bastante.

-Por cierto, ¡felicidades, amor! Ahora eres profesor de Defensa.. Profesor, estoy de repente muy interesada, ¿qué aprenderemos el día de hoy? – Bromeó. Sin dudas aquello lo había sacado de su madre Fleur, aquel toque suavemente descarado pero a la vez divertido. Suspiró y miró a su alrededor. –Parece que no tengo mucho más para hacer el día de hoy, debo ir a hablar con la profesora McGonagall para ver exactamente donde dormiré y dónde están mis cosas, ¡cuatro baúles! Y la verdad no se donde están, es un poco preocupante.. De cualquier forma jamás se han perdido los baúles aquí.. – Entonces cayó en cuenta de algo. ¿No sería raro estar en el mismo castillo y dormir apartada de Ted? Después de todo hacía casi diez años que estaban juntos. Dio algunos pasos y miró a su alrededor. A ella no le molestaría dormir con él pero, ¿y a Ted?. Volvió a verlo con el ceño levemente fruncido. -Deberíamos compartir habitación- Dijo de repente, con aquella seguridad y espontaneidad suya y luego alzó una ceja. -¿O no quieres?-

"Vic siempre preocupándose. ¿Que pensará que estoy a un paso de convertirme en licántropo? Como los muggles dirían, es una entre millones." Sin mucha importancia le abracé de la cintura, ligeramente le alcé del suelo por lo esbelta de su figura (que era despampanante, si puedo aclararlo conmigo mismo) que tenía, contando lo liviana que para mi era. Deposité un beso en su barbilla y volví a dejarla sobre sus pies. Las demostraciones públicas de afecto a las que estaba acostumbrado eran las que nos habían delatado diez años atrás, cuando el ruidoso de Jamie había informado a todos mis tios en la situación que nos había encontrado."Ese pequeño exagerado." El Tio Bill y Fleur se lo esperaban, pero Harry me molestó con ello por un buen par de años...hasta que encontró otra cosa con la cual avergonzarme. "Aunque se superó a sí mismo con la broma de la lechuza."

- Decidas lo que decidas, lo lograrás cariño - Le tomé de la mano a Vic, y asentí a cada cosa que decía pues sabía que si ella se proponía algo, lo alcanzaría sin dudarlo...era bastante claro que de los dos, la que tenía la convicción y empuje para hacer algo era ella. "Es fantástica". - ....y los chicos nos divertirán mucho, eso creo. Me topé con Jamie en el desayuno. - Mencioné riendo entre dientes. Jamie, Jamie...el siempre buscaba como sobresalir entre los demás - ...le declaró la guerra aun rubio solo con la mirada.

Mi ánimo comenzó a caldearse cuando Vic me felicitó de tal manera, haciendome sentir confianza y que sabía lo mucho que significaba para mi. Tanto así que supe que mis sentimientos me habían ganado al punto de hacer que mi cabello tomara el color turquesa que para mi era normal...pero que me había propuesto no usar por un tiempo para parecer un profesor en toda la extensión de la palabra. "¡Que demonios!" Estaba con Vic, podía ser yo mismo con ella...además de que le encanta mi cabello "al natural" como ella decía. Era un tema de acalorada discusión desde el momento que nací, sengún mi abuela Dromeda. Muchos -como la abuela Molly- tenían la creencia de que mi color natural era el castaño claro, como el de mi padre. Aunque otros dicen que era el turquesa que tuve permanentemente desde los dos meses de edad; de cualquier forma, una gran parte de mi vida de niño y adolescente podía prácticamente cambiar al que quisiera. El turquesa siempre era común...y por eso Vic lo tomaba como mi "natural".

- Hoy aprenderemos a cómo ir sin escalas a la enfermería para recibir un beso de la enfermera, que por cierto, es muy sexy...- Agregué seductor, con el usual tono que va antes a un típico "Holaaaa enfermera". Pero contrario a causarme gracia pude vislumbrar la fila interminable de púberes hormonales fingiendo todo tipo de enfermedades por "checar" a la nueva enfermera del colegio. - ...como seguramente pensarán los bien intencionados enfermos, de ahora en adelante.

Dejé pasar eso, y asentí a cada cosa que dijo, por que estaba acertado: En Hogwarts nunca se pierden los baules, y la profesora McGonagall seguro le dará una habitación cerca de la enfermería, y que dormiremos juntos. "Sería irresponsable no darle un sitio cerca, por que si de madrugada algún alumno llega y..." Me quedé pasmado, con un escalofrío recorriendome la espina de abajo hacia arriba y pude vislumbrar por los mechones de mi cabello que ahora tenía un tono rubio demasiado claro...similar al del chico que James había practicamente lanzando un imperdonable con la mirada mientras yo comía pudín. "Vic...Vic acaba de decir que deberiamos compartir habitación." Pasmado no haría nada bueno, así que rápido cambié el color de mi color a turquesa de nuevo, tomándola en brazos.

- ¡Claro que quiero! Solo que...bueno, quería que estuviera bien para tí. - Las mejillas me parecieron calientes por que sabía lo que implicaba eso. Las pocas veces que quisimos "compartir" habitación en mi duplex londinense terminamos en otros términos y...tampoco quiero incomodarla.