Post libre para el que guste.
Aprovecho que era sábado, que no había clases que impartir y que los trabajos que dejaba en clases podía calificarlos en la tarde, para salir a dar un paseo a los terrenos del colegio y particularmente, al lago. Era conocido por todos que era la morada de distintas criaturas mágicas, no muy amistosas, pero igualmente fascinantes para cualquier amante de éstas. Ella ya había visto varias en sus viajes, pero poder verlas cuando quisiera era aún mejor que tener que en contentarse con unas veces al año. Vera se apartó el cabello del rostro conforme bajaba por la colina hasta el lago. La mañana era fría, aún era temprano, pocas personas madrugaban en sábado y no se topo con nadie. Bajó el brazo llevaba lo indispensable para pasar unas horas en el agua, una toalla para secarse después de una corta zambullida, un arnés en la pierna para poner ahí la varita si tenía problemas dentro del agua, además debía efectuar el hechizo burbuja y el indispensable traje de baño. Cuando llegó a la orilla se deleitó con la visión de las aguas tranquilas, tan azules y tan calmadas que uno pensaría que nada habitaba ahí.
Se sentó en una piedra que estaba cerca de un árbol. Acomodó ahí la toalla y la atoró con un hechizo para que no se fuera a ningún lado y la vez que no se ensuciara, lo mismo haría con su ropa. Se quitó la capa principal de todo el conjunto y después la que iba abajo. Hizo lo mismo con unos pantaloncillos color oscuro que llevaba debajo y por último la blusa blanca. Abajo ya tenía el traje de baño, uno completo en color plateado.
-¿Estás lista para zambullirte? -Se preguntó así misma mientras veía el agua, de seguro estaría muy fría y desearía morirse en cuanto la tocara.
Cogió el arnés para atorarlo en su muñeca, y se aseguró de que estuviera bien atado. Hizo lo mismo con su cabello, peinándolo totalmente hacía atrás para que no estorbara. Aún así no se metió al agua, se quedó ahí quieta, sumida en una especie de quietud que le robaba el aliento del alma. Era como ver su vida en esos mismos instantes, completamente en calma, sin ninguna agitación, tan triste y vacía. Le dolió verlo de esa forma, de ver como las cosas no acababan de gustarle desde que se enteró que su ex esposo ya estaba casado de nuevo. ¿Y cómo esperar que no doliera?... Algunas veces Vera se dijo que él no la amaba como ella, a él, era aceptable pero saber que quizás jamás sintió algo tierno por ella… Sus pensamientos callaron, no iba a ningún lado con esos pensamientos, bueno si iba a un lado y era una tremenda depresión.
Se puso en pie y se acercó a la orilla. En cuanto metió un pie notó que el agua estaba tal como lo espero: Helada. Regresó brincando a la piedra y soltó un suspiro. Vamos, tienes que meterte, ni modo que te quedes aquí toda la mañana como tonta, dijiste que ibas a nadar y eso vas a hacer… anda, metete ya. Gritó su mente y su cuerpo nada más no se movió. Ahora si serás pava que ni te atreves, verás muchas criaturas que te encantan. Se repitió.
En eso estaba cuando oyó un ruido detrás de ella. Giró el rostro rápidamente.